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El espejo

Era un espejo de baño, con sus dos focos de luz halógena en la parte superior. Un espejo cuadrado, normal y corriente, con las típicas gotas de agua secas por toda la superficie, salvo por un detalle: devuelve un reflejo envejecido del que lo contempla. No se trata solo de añadir unas cuantas canas y arrugas, eso lo puede hacer cualquier aplicación de inteligencia artificial. El espejo envejece el brillo de los ojos, las manos, las experiencias. Te recuerda todo aquello en lo que vas a fracasar, las decisiones que no tomaste, las personas a las que dejarás marchar.  No todo el mundo es capaz de mirarse en ese espejo. Unos gritan y salen corriendo, otros lloran en silencio apartando su propia mirada.  Pero algunos aceptan el desafío, aguantan ahí delante horas enteras, reflexionando, cambiando, sintiendo un cosquilleo en la espalda, conteniendo el picor en los ojos, enfrentándose a su propia figura. Porque saben que el espejo refleja la verdad, pero también que es solo un reflejo.

La urna

Dos días después del funeral me entregaron las cenizas de mi abuela. Fue una mujer con un carácter complicado, tuvimos nuestros más y nuestros menos. Ahora que ya no está, me pesan mucho más los malos momentos, y aunque no era una santa, lo cierto es que yo tampoco fui un nieto ejemplar. Todos los años, cuando entraba el invierno y se congelaban hasta las ventanas de nuestra casa, me decía que ella no iba a vivir mucho más, y algo que siempre me inquietaba, que seguramente no fuese a ir al cielo. Yo le respondía que no dijera esas cosas, pero en el fondo me producía curiosidad el motivo por el que una anciana consideraba que no era digna para ir al cielo. Es verdad que nunca la vi rezar, ni tampoco ir a la iglesia, pero me imaginaba, o más bien quería pensar, que llevaba la fe por dentro. Cuando llegué a casa con la urna en las manos sentí una soledad y un vacío que nunca había experimentado. Mi vida, sin yo ser consciente de ello, había girado en torno a mi abuela, a su rutina. Y ahor

Hay algo en tus ojos

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Una novela deslumbrante, hacen falta gafas de sol para leerla. La sinopsis trata del típico oftalmólogo de mediana edad que recibe en su consulta a una bella joven, de la que se enamora perdidamente al diagnosticarle Atrofia Óptica de Leber.  Ojo al asunto. No se enamora de ella al entrar, como harían la mayoría de los oftalmólogos, sino que espera al momento de mayor dramatismo para prendarse de ella y darle la doble noticia: que tiene una enfermedad rarísima en los ojos, pero que, a cambio, en una ironía del destino, un oftalmólogo está enamorado de ella.  La chica, como es lógico, no le ve lo bueno al asunto y no sabe si reír o llorar (su desenlace no lo contamos porque es impactante). El guion de la futura película ya está firmado, a la espera del visto bueno de la protagonista.

Su humo

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Encontramos esta cajetilla de tabaco en la mesa de un bar (aunque no esta en concreto, porque ceci n'est pas un paquet de cigarettes ).  "Su humo es malo para sus hijos, familia y amigos". SU HUMO, solo el de usted. El humo de un vecino que vaya a su casa a tirárselo en la cara a su hijo, como está ocurriendo en la fotografía, no es perjudicial en absoluto.  Puede vapearle todo el humo que desee, puede fumarle un puro en la cara si es usted así de descompuesto, que no ocurrirá nada y el párvulo solamente llorará desconsolado, pero sano, que es lo único que importa. El niño, como vemos, hace amago de clavarle al vecino una aguja de epinefrina en el cuello, pero se da cuenta al momento de que aún no ha sido inscrito en la sociedad adulta y llora de ira, ya no por el humo, sino por la desgracia de ser un humano todavía en potencia, sin acceso a agujas de epinefrina.

¡Polvos Rápidos cumple 10 años! (Y 100 Polvos)

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En la redacción de Polvos Rápidos hoy es un día de celebración, porque se cumplen nada menos que diez años desde aquel dieciocho de enero de 2013 en el que nos colamos por un agujero de gusano y decidimos crear un espacio virtual a la altura de la época, con un contenido de tan dudosa moral como calidad, que se pudiera leer en unos pocos minutos desde cualquier lugar del planeta. Mantenerse en la cumbre no ha sido tarea fácil. Porque, además, con el vigente y actual Polvo llegamos a la cifra de cien Polvos Rápidos. Cien escupitajos literarios, cien faltas de respeto al buen gusto, cien imputaciones en el juzgado. Queremos agradecer a nuestros lectores todo el apoyo que nos han vertido (especialmente en los malos momentos, cuando recibimos una carta con explosivo Semtex). Para ello, convocamos el I Certamen de Mierda Ideas de Polvos Rápidos , del que se extraerá una idea ganadora para la escritura de un Polvo. La idea o temática podrá ser de cualquier índole, únicamente limitada por lo

Desenmascaradas

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Observe atentamente esos ojos que le miran, casi inertes, pero al acecho. Observe esas patas peludas, larguísimas y finas, que podrían corretearle por la nuca en este mismo instante con su cara como destino. Imagino que ya habrá deducido usted a qué insecto pertenece esa mirada pertinaz. No es un arácnido, ni es venenoso, y su peligrosidad (para el Homo sapiens , se entiende) es nula. Se trata de una simple mariposa, fotografiada de tú a tú, en su mismo idioma. Seamos francos, por muchos colores y patrones de bellas formas que tengan en sus alas majestuosas, las mariposas son jodidos bichos. Bichos que están camuflados con un velo de fantasía, blanqueados por el cine y los dibujos animados. Pero ¿qué ocurre si les arrancamos esa capa de ostentosa pintura, de bisutería insectil? Que se convierten en polillas mundanas y mediocres. Las mariposas son el ejemplo perfecto de la superficialidad. Si no tuvieran esos adornos, a nadie le gustarían. Uno se las sacudiría con un gesto de asco, como

No te fíes ni de tu sombra

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Los telediarios habían anunciado el paso de un cometa próximo a la Tierra que solo era posible avistar cada varios miles de años. No sabemos quiénes fueron los desgraciados que lo presenciaron antes que nosotros, en los albores de la civilización, pero esa noche del 25 de diciembre, sorprendentemente cálida, todo el mundo se echó a la calle para asistir al regalo de Navidad que nos enviaba el universo. Se pudo contemplar en gran parte del hemisferio norte. Casi 7 minutos resplandeciendo en el firmamento como si fuera un meteoro de colores, iluminando a todo el que alzaba la vista y proyectando inquietantes sombras nocturnas en los espectadores. De improviso, se extinguió, y la noche se decoloró con un negro umbroso y opaco que contrastaba con toda la luz que lo había precedido.  A la mañana siguiente, el Sol reveló la maldición que había llegado desde los confines del espacio. En cuanto se derramaron los primeros rayos, los más madrugadores descubrieron que su sombra se separaba de ell

El momento más vulnerable del día

¿Cuál es el momento más vulnerable del día? ¿Durmiendo? ¿Sentados en el retrete? No, señor. El momento más vulnerable de la jornada reside en la ducha, en el baño matutino o vespertino. La ducha es la ocasión perfecta para que un malvado asesino psicópata serial a sueldo penetre en nuestra vivienda sin que nos enteremos, deambule por la casa y finalmente irrumpa en el cuarto de baño con un cuchillo de nuestra propia cocina. Un cuchillo que, casualmente, afilamos la semana pasada hasta poder cortar átomos. ¿Qué haría usted? Piénselo. Está chorreando, y, como de costumbre, se le ha olvidado poner la toalla para los pies. Es más probable que muera a manos de un guarrazo al resbalar que por el propio asesino a sueldo serial psicópata. A menos que usted sea James Bond, es imposible pelear mojado (no digamos ya con champú en los ojos). Somos una especie de pastilla de jabón con piel, y estamos totalmente desnudos. No solo perdemos toda la solemnidad que aporta una buena camisa, sino que, ad

Fumamodas

Ya ha llegado la última fumamoda a las calles y terrazas. Primero fueron los reformistas estos, los del tabaco de liar, que cargaban con las bolsitas a todas partes y al final pasaban más tiempo haciendo manualidades que fumándose el cigarrillo doblado. Además, necesitaban una media de 16 cigarrillos a la hora (16 cgs/h) para saciarse. Luego vinieron los "vapeadores", locomotoras del infierno con aroma a canela. El equivalente a viajar de mochilero a un hotel de 5 estrellas. Es imposible escapar de ellos, son los chemtrails de los bares, te fumigan con jodida vainilla o sabores del trópico.  Y ahora, a alguien se le ha ocurrido la genial idea de integrar los "vapeadores" en los dedos de las manos. Se trata de una especie de anillo con forma de tubo que se inserta en el dedo corazón y acaba en una boquilla, por la que el usuario aspira su vapor de frutas del puto bosque. Literalmente, te estás fumando el dedo. No sabemos que será lo próximo, quizá tabaco con vitamina

Estático

Hay momentos en los que ser demasiado bueno en tu trabajo se convierte en un problema. Un problema grave. Eso es lo que le ocurre a Abelardo, mimo callejero.  Abelardo soñaba desde que era un niño con llegar a ser el mejor mimo de la Calle (así, en mayúsculas). Para ello, acudía todos los viernes a la plaza del pueblo y practicaba sus números artísticos, en los que adoptaba posturas inverosímiles y se quedaba todo lo quieto que podía. La mayoría de las veces acababa cayéndose y todo el mundo se reía de él, mientras los otros chavales le pateaban en el suelo. Hasta este momento, culmen de la carrera de Abelardo. Lleva veinticinco minutos completamente quieto en la calle principal de la ciudad, fingiendo ser un soldado de alguna película. Lo hace tan bien que nadie repara en él, nadie sabe que existe. Ni una risa de cortesía, ni una mísera moneda en la gorra. Todo en él parece auténtico: el casco militar, la pintura verde de la cara, la ropa de camuflaje, el AK-47. Especialmente el AK-4

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