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Mostrando entradas de enero, 2022

El grupo

Hicieron un grupo de Telegram especialmente para él. Lo prepararon todo con esmero. Subieron fotografías, añadieron muchos usuarios, fingieron conversar durante semanas para llenarlo de mensajes, hasta que, por fin, entró. Le estaban esperando.  Como siempre hacía, se presentó y fue simpático con todos los usuarios para conocerlos bien. Al poco tiempo, le ofreció una jugosa oferta de trabajo a una usuaria que tenía una foto de perfil atractiva. Le indicó una dirección para llevar a cabo la entrevista, en un piso particular a las afueras de la ciudad. Ella acudió puntualmente. Él preguntó quiénes eran todas esas personas que la acompañaban. Y no volvió a preguntar nada más. 

Dormir incluye morir

¿Ha pensado usted alguna vez en que la palabra "dormir" incluye entre sus letras, oculta, la palabra "morir"? Si no lo ha pensado, hágalo ahora.  Morir, en realidad, es como estar durmiendo sin soñar ni sentir absolutamente nada, para siempre. Aunque asegurar esto sin haberse muerto primero es demasiado pretencioso. Lo cierto es que dormir sin soñar es bastante aburrido. Por una vez, espero no llevar razón. La próxima vez que vaya usted a dormir, intente no pensar en esto. Por su bien.

El "Chopped"

En la banda todos le llamaban el "Chopped", porque siempre dejaba un reguero de fiambres a su paso.

Zoológico

Querían construir un zoológico innovador, posmoderno, algo nunca visto hasta el momento, lo más realista posible.  Así que decidieron incluir mosquitos vectores de malaria. 

El WC con alarma en la taza

Era uno de los restaurantes más caros y selectos de la ciudad, donde casi todo estaba prohibido o mal visto (se decía que hasta por toser te expulsaban del lugar). El caso es que, al reformar los baños, decidieron instalar la última tecnología, y pusieron un jodido retrete posmodernista con alarma en la taza.  Para ello, el váter en cuestión emitía un pitido agudo y espantoso que se escuchaba hasta el último rincón del restaurante cuando le caía orina en la taza. Cómo diferenciaba la orina de otros líquidos o un escupitajo es algo para lo cual no tengo explicación.  Al salir del WC, visiblemente abochornado, me encontré con el maître y cuatro comensales con muy mala cara que me cogieron en volandas y me lanzaron por la salida de emergencia.

Ese viejo en concreto

En un banco cualquiera de un parque cualquiera está sentado un viejo en concreto. Muy viejo, no hay nadie como él. No hay otro viejo en otro banco de ningún parque fumándose un porro del tamaño de un habano, disfrutándolo con grandes caladas, sonoras, pacientes, inundando sus pulmones y mirando al cielo de cuando en cuando, como si no pudiera creerse la buenísima mierda que ha conseguido en otro banco cualquiera de un parque cualquiera.

Las sinopsis de los clásicos

Las sinopsis de los libros llamados "clásicos" siempre tienen una particularidad: describen el final. Sí, te cuentan el puto final del libro, como si, por ser clásicos, uno los llevara leídos de fábrica, de útero. Como si, por tener 300 años de antigüedad, uno ya debiera conocer el final de todos y cada uno de ellos, so pena de ser un inculto ignorante. Esta gente que escribe sinopsis merece tanto desprecio como el típico teleadicto que se traga todas las series de moda en su primera semana de lanzamiento, y considera que un mes es suficiente para que todo el mundo la haya visionado también y él pueda destriparla en público. "¡Ah! Has tenido tiempo de sobra, haberla visto". Tiempo de sobra es lo que habría que tener para secuestrarle y torturarle sin piedad. Debería haber alguna ley, alguna norma, algún convenio moral que impidiera destripar obras en público. Que estuviera tan feo como fumar un puro delante de la cara de un niño. Algo. ¡Algo, maldita sea!

El mejor restaurante de la ciudad

Era uno de los mejores restaurantes de toda la ciudad. Servían comida de vanguardia, deconstrucciones y esas cosas de ahora por las que pagas medio sueldo. Pese a todo, nos estaba gustando y no queríamos pensar en que tendríamos que comer lentejas el resto del mes para compensar el gasto.  Hasta que tosí. Me dio un ataque de tos sucia y picante, el tipo de tos que nadie quiere tener en un sitio selecto. Inmediatamente se me acercó el maître y me ordenó abandonar el restaurante de muy malas maneras. No daba crédito a lo que pasaba y busqué el apoyo del resto de comensales, pero toda la sala prorrumpió en aplausos de agradecimiento al camarero, e incluso varios se levantaron para ayudarle. Me cogieron entre cuatro y me lanzaron por la puerta hacia la calle. Un comensal suplente se sentó con mi esposa y continuaron la velada como si no hubiera ocurrido nada.

Rupturas

La gente se queja mucho de lo difícil que resulta superar una ruptura amorosa hoy en día por culpa de las redes sociales. Pero en realidad es una estupidez, es muy sencillo: bloquear contacto, y asunto resuelto. El problema, el puto problema, lo tengo yo. Mi exnovia es modelo publicitaria. Y ahora tengo una jodida valla de 10 por 10 metros justo delante de mi ventana. Una maldita valla publicitaria con su jeta enorme sonriéndome para que compre pasta de dientes.  Siempre consigue sacarme de quicio.

Sonrisas

No recuerda cómo comenzó. Fue en aquella época, cuando estuvo "de médicos" por esa paliza sin importancia que le dieron al salir de la discoteca. Ya sabes, traumatólogos, oftalmólogos, neurólogos... en una de esas salas de espera donde uno aguarda catorce horas hasta que, por fin, el especialista decide dejar de fumar a escondidas y continuar las consultas.  Allí lo vio por primera vez. Un viejo decrépito sonriéndole sin parar. Mirase donde mirase, sentía su sonrisa calva y mellada. Su sonrisa densa, espesa, apretada. Estaba en todas las citas a las que acudía, en todos los especialistas, en todos los hospitales de la ciudad, a la misma jodida hora que él. Allí, sonriéndole, sin hacer nada más. Cuando el neurólogo le dio la mala noticia, entendió por fin quién coño era ese jodido viejo decrépito. Y él también le sonrió.

Nunca saludaba

Nadie quería subirse en el ascensor con ese tipo. Nunca saludaba, y desde que te montabas con él, hasta que salías por la puerta, en ningún momento dejaba de mirarte fijamente a los ojos, muy quieto, muy fijamente, muy en silencio.  Cuando asesinaron a la vieja del quinto, efectivamente, fue él. A veces las cosas sí son lo que parecen. Y ya está.

Los WC portátiles guarros que hay en las ciudades

El tipo robó un bolso de Gucci de una tienda carísima. Tan cara que, probablemente, no hubiera podido pagar ni el aire que respiró mientras lo robaba. No se le ocurrió mejor forma de escapar de los guardias de seguridad que intentar disimular en la calle de al lado que hablaba por teléfono mientras le sostenía el bolso a su novia, que había entrado en un WC portátil de estos guarros que hay en las ciudades.  Lo acabaron pillando y le dieron una paliza allí mismo, delante de mis narices, sin que me diera tiempo ni a querer ayudarle. Le cogieron por dos motivos: no había cortado la etiqueta enorme que colgaba del bolso, y el más importante, las tías nunca entran a WC portátiles de estos guarros que hay en las ciudades.

Falsificaciones

Un vendedor de "top manta" que se descojona de risa cada vez que alguien le rechaza una venta. Parece como si disfrutara del momento, como si, de alguna manera, supiera que todos esos a los que está intentando venderles un zapato de imitación, y se lo rechazan con desprecio, tuvieran una vida de mierda, una vida mucho peor que la suya: una vida falsificada. 

Llorar en las esquinas

Me gustaría poder llorar en las esquinas, sentarme en un banco y llorar desconsoladamente, dándome pena a mí mismo, y que nadie se escandalizara por ello, como si estuviera simplemente fumándome un cigarro con grandes y sonoras caladas, disfrutándolo. Joder, un puto cigarro, un solo cigarro más. Ahora sí que quiero llorar.

Mentira

Comer en algunos restaurantes es una mentira, joder. Te sientas a que un siervo de mentira te atienda con palabras amables de mentira, te sirva comida de mentira y te desee un buen provecho de mentira. Luego le pagas con dinero de mentira, y te vas a tu casa a vomitar. Pero ese vómito no es de mentira.

"Chunda Chunda"

La música electrónica de fondo, la que hace "chunda chunda" muy rápido en algún lugar, son en realidad Robots Mechas asesinos corriendo por la ciudad, persiguiendo a algún infeliz que te alegra no ser tú.

Hello World

Joder, menuda mierda de world,  y encima el dinosaurio todavía sigue aquí.

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