Si la vida fuese una película


Si la vida fuese una película, no estarías leyendo esto. Estarías de pie, en la barra de un restaurante selecto, con un traje de Armani, tomando un Martini con hielo, y una espía soviética con entrenados encantos se acercaría para flirtear contigo y conseguir sacarte alguna información (porque tú también eres espía, claro. Pero del lado de los buenos). Os miraríais con deseo, y mediríais vuestras fuerzas bailando un tango en mitad del restaurante.

Si la vida fuese una película, no tendrías que presentarte en los grupos sociales. Nada más entrar, todo el mundo te reconocería y sentiría una deuda inmediata hacia ti por disfrutar de tu presencia. Se reirían de todos tus chistes, aunque te diese por hablar de yogures o de ecologismo. Todos sufrirían con tu marcha, pero tendrías que tomar un vuelo a San Francisco.

Si la vida fuese una película, yo no estaría escribiendo esto. Estaría de pie, en la barra de un restaurante selecto, con un traje de Armani, tomando un Martini con hielo.



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