Un altavoz de nueve milímetros


Llegó a Urgencias con 40 de fiebre, sudando, temblando más que una guitarra eléctrica. Le tomaron nota y le indicaron que pasara a la sala de espera. "A la sala de desespera", pensó, a la cuarta hora sin ser atendido. A la quinta hora, increpó al celador. A la sexta, formó un altercado con el guardia de seguridad. A la séptima sacó su revólver Smith & Wesson 60 de 9mm y secuestró el hospital.

En el calabozo, el médico le atendió a la media hora. Y consiguió bajarle la fiebre. 

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