Snacks exóticos
¿El peor día de mi vida, dice usted? Lo recuerdo vívidamente. Cada cierto tiempo me asaltan imágenes de las que no puedo despegar la mente, como una caravana de coches morbosos frente a un terrible accidente de tráfico. Un buen amigo acababa de regresar de Tailandia y me había traído un regalo. Era una especie de snack industrial que allí tenía mucho éxito, parecido a las pipas, pero que se masticaba entero, sin pelar. No me gusta probar comidas exóticas, pero Tomás insistió en que me lo quedara. Tenía pensado tirarlo en cuanto se fuera, pero supuse que no me iba a matar un tentempié, por pocos controles sanitarios que hubiera pasado. Abrí el envase con unas tijeras y un soplo de aire se precipitó al exterior. Me llegó un olor terrible y nauseabundo, como si llevara ahí dentro eones y hubiera abierto una tumba egipcia podrida de plagas. Lo que pasó después me sigue provocando escalofríos y temblores en la nuca. Un puñado enorme de insectos como cucarachas desmesuradamente grandes s