Una idea de mierda
Laureano era un tipo peculiar. Para empezar, se llamaba Laureano. Para terminar, solo se le ocurrían ideas de mierda. A todas horas, en todas partes. Almohadas con despertador que gritan al oído, papel de regalo transparente, cepillos de dientes fabricados con pelo humano, zapatillas de running que infligen descargas eléctricas al quedarse quieto, asideras con forma de escroto en los autobuses...
Su vida era un completo desastre a la altura de sus ideas. Hasta que, un día, descubrió una forma de sacarle partido a su talento para poder ganarse el pan. Tuvo la idea de mierda más grande hasta el momento: hacerse Desconsultor.
El Desconsultor es un puesto de trabajo de alto valor en la empresa actual. En una sociedad donde todo el mundo hace las cosas mal, es importante cagarla de forma anticipada para ponerle solución sin tener que escribir un tweet de disculpa. Laureano se encargaba de proporcionar a sus clientes todas las ideas de negocios de mierda que se le ocurrían, todas las comunicaciones de marketing racistas u ofensivas, las cuales eran archivadas y enviadas de manera automática a la papelera de reciclaje. Si algo salía por la boca de Laureano, quería decir que no debía implementarse ni llevarse a cabo. Si Laureano veía algo bien, entonces es que debía hacerse al revés.
Al final lo terminaron despidiendo por pedir una reducción de sueldo del 50%.
Basado en una idea original de Laureano.
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