El vecino tranquilo
Abelardo es un vecino tranquilo, pero no se anda con gilipolleces. Es un tipo amable, hasta que le tocas las narices. Eso lo sabe el que ha sufrido la ira de Abelardo . Os voy a contar qué ocurrió en una de esas ocasiones. Hace muchos años, su vecino de arriba, que era bailaor de flamenco, decidió instalar una tarima para ensayar en su propio salón. Era un tío majo, pero bailaor, al fin y al cabo. Yo no entiendo mucho de flamenco ni de baile, pero me quiero imaginar que tener a un tipo pegando porrazos y berridos en el techo durante horas, por muy rítmicos que sean, no le gusta a nadie. No estoy intentando justificar lo que hizo Abelardo, pero, de alguna manera, se podría comprender. Abelardo, que ya hemos mencionado que es una persona razonable, subió a hablar con el vecino y le explicó, punto por punto, ruido por ruido, los motivos por los que no le parecía adecuado instalar una tarima en una vivienda. El vecino, que se llamaba Regino, era todo lo contrario que Abelardo: tenía muy m