El afilador

Acercaos, os voy a contar algo que sucedió hace tiempo. Aquellos de vosotros que ya peináis canas seguro que recordáis al afilador, un tipo ambulante que iba por los pueblos con una motillo o una bicicleta, ofreciendo sus servicios de afilar cuchillos y utensilios a los parroquianos. Anunciaban su llegada con un característico silbato muy agudo. Lo solían tocar en escalas ascendentes y descendentes sin parar, por lo que era imposible no reparar en él. Era un sonido familiar y bucólico, con alguna nota de nostalgia por un tiempo pasado que no era mejor, pero así lo recordaba todo el mundo. En algunos pueblos nació el rumor de que la llegada del afilador traía consigo mal tiempo. Esta observación fue confirmada gracias al empirismo de las gentes, que, efectivamente, comprobaron que había relación de causa y efecto entre un tipo con un silbato y la presión atmosférica. No solo llevaban razón: se quedaron cortos. ¿Sabe usted por qué desapareció la profesión de afilador? No fue porque ahor